martes, 6 de marzo de 2007

06 ene 07


Queridos colegas:
Efectivamente escribo "desde la otra orilla" (aunque debo aclarar que estoy acá esperando desde hace casi un año un permiso de entrada a Cuba que no llega a los consulados de España y Alemania, a pesar de todas mis gestiones oficiales en Cuba y en los consulados cubanos en estos países). Para ganar en salud y ahuyentar los odios prefiero decir que estoy en Berlín en una beca del PEN Internacional.

Pero no es ese el asunto. No sé precisar ahora quién me incluyó en estos intercambios (pero se lo agradezco), y como fui convocado, así he respondido, diciendo en este espacio lo mismo que he venido diciendo en otros espacios EN CUBA hace más de cinco años desde que algunos colegas de mi generación y yo empezamos a ver la aparición de fenómenos que nos preocupaban. Con algunas personas de este listado comentamos muchas veces de esos asuntos y siempre  me pregunté dónde estaba la voz independiente del intelectual. Me alegra  saber que al menos para esto se han unido, aunque quisiera preguntar: ¿no creen ustedes que si en otros momentos hubiéramos tenido esa misma posición se hubiera podido evitar tantos descalabros, tantos exilios y tantos silenciamientos sucedidos en las últimas dos décadas? Espero que este  suceso no quede en una unidad temporal de la intelectualidad para oponer su voz y criterio a un fenómeno del pasado que hizo daño y que esa unidad sirva  para revisar otros fenómenos que han sucedido y suceden.

Lo más importante es esto: creo que las víctimas del período siniestro que representan Pavón, Serguera y Quesada tienen derecho a opinar, y cuando  digo
esto, me refiero a TODAS LAS VICTIMAS, incluso (y con mucha importancia) aquellas que tuvieron que irse de Cuba (aún cuando tengan odios o hayan logrado perdonar). Ninguno de nosotros tiene derecho a excluir a ninguna  de esas personas. Por eso, me sumo a la justa propuesta de Magaly Muguercia cuando dice que debemos contar con todas las voces y yo agrego: debemos contar con todas las voces, incluso aquellas que piensen distinto o estén llenas de odio (que bien sabemos muchos pueden ser justificados), siempre  y cuando sea para esclarecer de una vez por todas un período que, también,  han intentando silenciar como "cosa del pasado" pero que ha tenido muchas resonancias y presencias en el resto de la historia cultural del país  hasta hoy. Por favor, colegas, piensen en eso. No creo que sea justo hacer una unidad ante un fenómeno como este excluyendo a otros que también tienen derecho y cosas que decir.

Amir Valle

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