A propósito de la declaración de la UNEAC
Loly Estévez, Desiderio Navarro, Jorge Luis Sánchez, Francis
Sánchez e Ileana Álvarez.
martes 23 de enero de 2007
Mensaje abierto al Secretariado de la UNEAC
De Loly Estévez
Respetados colegas:
Correo electrónico mediante he podido conocer en parte el
intercambio de criterios suscitado por la aparición en la TV
Cubana de un programa Impronta dedicado a Luis Pavón y la de
Jorge Serguera como entrevistado en La Diferencia.
Desconozco el contenido de los mismos ya que actualmente estoy
en España invitada por el Ateneo "Jovellanos" de Gijón.
Confieso mi asombro cuando en algunos de los mensajes que he
recibido vi equiparar a los mencionados "sucesos" la aparición
de Quesada en Diálogo Abierto hace varios meses. A dos
personas amigas que me preguntaron sobre el asunto les aclaré
que se trató de un programa dedicado a evaluar los cinco años
de trabajo del espacio y que en él se incluyó una opinión
grabada previamente a Quesada en su condición de asesor de la
Dirección de Programación de la TV Cubana encargado de Diálogo
Abierto y otros programas.
El hecho de que se vinculara la aparición de Quesada varios
meses atrás para referirse a un asunto puntual y técnico, con
la inclusión de Luis Pavón en un espacio dedicado a personas
con una obra intelectual aceptada como capaz de marcar una
impronta y con la presencia y declaraciones de Jorge Serguera
en La Diferencia no me extrañó demasiado: que lance la primera
piedra el que alguna vez no se haya dejado conducir, como
Vicente, por donde dice la gente.
Lo que sí me sorprende y motiva a escribir estas líneas es que
el Secretariado de la UNEAC suscriba una Declaración donde
admite compartir "la justa indignación de un grupo" ante tres
programas de la TV y mencione en primer lugar a Diálogo
Abierto que, automáticamente, queda implicado en "expresar una
tendencia ajena a la política cultural que ha garantizado y
garantiza nuestra unidad"; en la valoración de la Presidencia
del ICRT de "que en su gestación y realización se habían
cometido graves errores" y en "las torpezas" que pueden ser
aprovechadas para dañar a la Revolución.
Yo me pregunto si se tomaron el trabajo de revisar el Diálogo
Abierto que tan "generosamente" califican. Antes de opinar --y
de publicar la opinión-- hay que investigar.
Como directora y fundadora de Diálogo Abierto afirmo que
durante seis años hemos salido al aire respetando a la cultura
cubana y a sus protagonistas. Alimenta nuestro día a día no el
Premio en su categoría recibido por el programa en el Primer
Festival Nacional de la TV Cubana con el tema "¿Dónde está la
novísima trova?", ni el Premio Especial concedido por la
crítica en el Segundo Festival (2006) por el espacio dedicado
a "La crítica cultural en los medios"; nuestro difícil bregar
por la compleja tarea de hacer televisión en Cuba respira
gracias a los televidentes que nos respetan y a las
personalidades que acuden por sus medios y afán de
colaboración a nuestro estudio para darnos el prestigio de su
presencia y su verbo. Allí han estado Premios Nacionales de
diferentes especialidades, expertos de sobrada categoría,
funcionarios de la cultura y los medios de difusión, figuras
consagradas e intelectuales y artistas que serán protagonistas
del futuro. Declaro que soy feliz por haber estado durante 27
minutos de mi vida junto a personas que con su existencia y su
obra garantizan cultura y unidad.
No he mencionado nombres para no incurrir en olvidos, pero
sugiero que los oficialmente encargados de "valorar" y
"declarar" y los que ejerzan su derecho a opinar pidan
criterios acerca de Diálogo Abierto a personas como Reynaldo
González y Miguel Barnet (ellos sí han sido invitados al
programa), quienes lograron convertir en obra de impronta
valedera el tiempo de pesar que les causó una etapa que se
simboliza ahora en Luis Pavón.
Sugiero que no mezclemos lo que --como el aceite y el
vinagre-- terminará donde le corresponda según las leyes
naturales y sociales.
Sugiero que no se afirme que la indignación es de "un grupo",
sino que se recuerde a Hemingway y a su punta de iceberg.
Sugiero que al ciclo de conferencias programado por el
singular y atinado Desiderio Navarro se una la voz de la
doctora Isabel Monal, quien junto a Fernando Martínez Heredia
(y a otros marxistas a prueba de mediocres, oportunistas y
superficiales) podrían recordarnos cuánto costó al llamado
"socialismo real" ignorar los conceptos de Antonio Gramsci; o
el tiempo que dedicó Lenin al debate cultural con el poeta
Mayakovski; o la realización artística en el París de las
Vanguardias y no en el Moscú de la Revolución de Octubre de
los talentos apartados por la ignorancia e irresponsabilidad
en cuanto a política cultural de los que sucedieron a Lenin en
la entonces asediada y admirada Unión Soviética.
Sugiero, sobre todo, que no se pretenda poner punto final a un
debate necesario.
De la discusión nace la luz: eso me enseñó mi madre, una
señora educada en un hogar asturiano entre los prejuicios de
la primera mitad del siglo XX, que fue maestra voluntaria,
fundadora de los CDR y la FMC y que decidió casarse con un
emigrante gallego, conocido en Morón por su militancia
sindical y comunista ya en los tiempos en que Machado asesinó
al líder obrero Enrique Varona.
Gracias a quienes me hayan leído hasta el final. Y a quienes
sigan opinando.
Nos vemos pronto.
---------------------------------------------------
De Desiderio Navarro
Estimada Loly:
Te adjunto la carta que, en respuesta a una que me envió
Zenaida Romeu, hice llegar también a los miembros del
Secretariado de la UNEAC y a otros amigos participantes del
(de los) debate(s) suscitados por las tres repentinas
reapariciones, en un corto período de tiempo, de esos tres
nefastos personajes de la política cultural cubana en los tres
programas, con la exclusión de toda mención a los años de
Pavón como Presidente del CNC en un programa sobre su
"impronta cultural".
Como verás, allí hablo de numerosas objeciones de mi parte
(que compartió Arturo Arango) a la redacción del documento.
Tuve la posibilidad de exponerlas de inmediato en otra reunión
con el Secretariado, y puedo decirte que entre ellas se
hallaron algunas de las que figuran también en tu Mensaje
Abierto al Secretariado de la UNEAC:
--no se trata de un "grupo" de intelectuales que protestan: su
carácter relativamente masivo y su falta de articulación por
lazos de amistad, generación, orientación estética, etc. no
permite que se hable de ellos como un "grupo", sino a lo sumo
como "un gran número de" intelectuales; yo agregué que no se
trataba sólo de algunos de "nuestros más importantes"
intelectuales, sino también de muchos otros igualmente o menos
importantes que de inmediato fueron sumando sus voces y
razones;
--que la falta de toda mención de la verdadera causa concreta
de la indignación intelectual, o sea, la repentina reaparición
de esos tres nefastos personajes de la política cultural
cubana, al cabo de 30 años, en tres programas televisivos tan
cercanos en el tiempo, haría que la gente, los millones de la
calle se preguntaran qué de tan malo había pasado en esos
programas: ¿un intento de otra boda en vivo?, ¿una indecencia
sexual?, ¿corrupción, soborno?, ¿un comentario o chiste
contrarrevolucionario? y así sucesivamente otras tantas
preguntas sobre posibles atentados contra la irreversible
política cultural de la Revolución, dejando así en la sombra
la figura de esos personajes y el significado político
concreto de lo ocurrido y colocando bajo un exclusivo
spotlight, sin distinciones, a los equipos de los tres
programas que, en conjunto o no, pudieron haber sido cómplices
con vínculos externos, o meros cumplidores de indicaciones
provenientes de niveles superiores (lo que la gente se inclina
a creer en tu caso), o torpes ignorantes con iniciativa e
ingenuidad (lo cual casi nadie cree en el caso de Impronta y
de La diferencia).
Lo que sí no pude dejar de decirle personalmente al Presidente
del ICRT es que no creo en el descontrol como explicación de
los tres incidentes, pues tengo más de una experiencia
personal para saberlo: como recordarás, cuando me invitaste
amablemente a participar en el programa Diálogo abierto en una
discusión sobre la cultura masiva --tema sobre el que tanto he
escrito y hablado--, se te puso como condición que yo no
participara en el programa en vivo, sino que mi intervención
fuera grabada tres días antes para que fuera revisada,
eventualmente aprobada por instancias de dirección y sólo
después yuxtapuesta mecánicamente al diálogo en vivo de los
otros tres participantes (Julio García Espinosa, entre ellos),
a lo cual, por supuesto, me negué, indignado. Control es lo
que se sobra en el ICRT para todo lo que no sea racismo,
homofobia, burla de los defectos físicos de las personas,
culto yanquifílico de Oscares, Grammys, MTV, etc. como
instancias supremas de valoración artística mundial; nostalgia
del kitsch prerrevolucionario, culto del abolengo y los
linajes artísticos, ideología New Age en sus diversas
manifestaciones, culto de los millones ganados en contratos,
taquillas o subastas, y de la fama mediática, como criterios
de éxito artístico; defensa militante de la banalidad desde el
relativismo y el consumismo neoliberales, y muchos etcéteras.
Pero, tal como en los 70 estar en el CNC no significaba
compartir su política cultural (yo mismo trabajé en él entre
cesantía y cesantía), sé que tampoco estar hoy en el ICRT es
aprobar toda esa política o, si se prefiere el eufemismo, ese
descontrol.
Recibe mis saludos cordiales y mis deseos de éxitos en tu
estancia gijonense.
---------------------------------------------
De Francis Sánchez e Ileana Álvarez
Secretariado de la UNEAC:
Ahora no sería honrado quedarnos callados. No nos sentimos
identificados con el espíritu y la letra de la Declaración que
han hecho pública, por su pobreza de miras. Lejos de aclarar,
confunde.
La UNEAC es tan responsable como cualquier otro nivel de
institucionalidad en la política cultural, su gestión dentro
del tramado de esa política es un puntal del que depende en
alto grado cómo sintamos sus miembros mayor o menor respaldo.
Se ha descuidado la representatividad de las diferencias,
necesidades y aportes de los intelectuales cubanos.
-------------------------------------
De Jorge Luis Sánchez
Un grupo se reúne adentro, discute y analiza. Otro grupo,
mayor, desde afuera, sigue, con más o menos información
cibernética, el resultado de lo que aquellos discutieron
adentro.
Como en las malas películas americanas de la Tanda del
Domingo, pareciera que con la declaración de la UNEAC ya está
todo resuelto. Es disimuladamente conclusiva. No me satisface.
No me siento representado en ella, a pesar de que no soy
miembro de esa organización.
Mientras, la TV, que toda llena de incoherencias censura Fresa
y Chocolate, entre otros filmes producidos por la Política
Cultural vigente, filme que sí le aportó, no ya a la cultura,
sino a la sociedad toda, haciéndonos menos medievales, nuestra
TV sigue con su particular Política Cultural, que en su
generalidad, no es más que la aplicación histórica de la no
Política Cultural. Recuérdese que lo que no sale en la
televisión de este país, sencillamente, no existe. No es.
Mientras, se sigue aplicando sobre la herida (el conflicto),
un esparadrapo (la Declaración), que carece de exigir una
eficiente solución, por lo que se convierte en un paliativo, o
algo así como una respuesta metodológicamente vieja,
ineficiente, e insatisfactoria. Pienso que la UNEAC debió
exigir. La TV responder. En este caso, la TV respondió por
boca de la UNEAC, para uno quedarse definitivamente frustrado,
y más confundido.
Entonces se repite la jodida práctica de publicar una
Declaración, que de cara al pueblo, está incompleta, destinada
a ser interpretada por videntes, pues omite cualquier cantidad
de datos y se disuelve en su generalidad.
En Centro Habana me han preguntado qué fue lo que pasó, y me
da fatiga resumir lo que ha estado sucediendo todos estos
días, todos estos años, todas estas décadas. Paradoja, pues
para la mayoría de los cubanos, a los que se les sigue
diseñando la existencia para vivirla pendiente del televisor,
no saben qué fue lo que pasó en los tres programas televisivos
citados por la Declaración.
La serenidad no debería relacionarse con la aplicación de
soluciones viejas a problemas viejos, y nuevos. Sintonicé
rápidamente que alguien dijera, públicamente, más o menos, que
de justificaciones ya está cansada la revolución.
Nunca una torpeza será solucionada con otra torpeza.
A menos que se quiera dar una señal de tranquilidad hacia el
exterior, menoscabando el interior. Otra vieja práctica.
Desde que nací los grandes y esenciales debates de la cultura
de mi país se siguen postergando, argumentándose una frase
conservadora, machacona y desgastada: Este no es el momento.
¿Y cuándo será?
La Declaración pudo haber sido una mejor señal. No basta que
escriban que la Política de la Revolución es Irreversible. ¿A
qué exigencias apelar cuando esté amenazada esa garantía? ¿A
qué figura histórica? ¿A dónde? ¿A una Declaración? ¿A una
autocrítica? ¿Ya? ...Bue, será porque las penas se agolpan
unas a otras, y dijo Sindo que por eso no matan.
¿Seremos eternamente hijos de los contextos? Ingenuo, me dijo
alguien, que entre los ochenta y principio de los noventa, dio
bastante dolores de cabeza a los artistas... Recordar el filme
Alicia en el pueblo de maravillas.
Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cultura/ar
ticulos/a-proposito-de-la-declaracion-de-la-uneac
Loly Estévez, Desiderio Navarro, Jorge Luis Sánchez, Francis
Sánchez e Ileana Álvarez.
martes 23 de enero de 2007
Mensaje abierto al Secretariado de la UNEAC
De Loly Estévez
Respetados colegas:
Correo electrónico mediante he podido conocer en parte el
intercambio de criterios suscitado por la aparición en la TV
Cubana de un programa Impronta dedicado a Luis Pavón y la de
Jorge Serguera como entrevistado en La Diferencia.
Desconozco el contenido de los mismos ya que actualmente estoy
en España invitada por el Ateneo "Jovellanos" de Gijón.
Confieso mi asombro cuando en algunos de los mensajes que he
recibido vi equiparar a los mencionados "sucesos" la aparición
de Quesada en Diálogo Abierto hace varios meses. A dos
personas amigas que me preguntaron sobre el asunto les aclaré
que se trató de un programa dedicado a evaluar los cinco años
de trabajo del espacio y que en él se incluyó una opinión
grabada previamente a Quesada en su condición de asesor de la
Dirección de Programación de la TV Cubana encargado de Diálogo
Abierto y otros programas.
El hecho de que se vinculara la aparición de Quesada varios
meses atrás para referirse a un asunto puntual y técnico, con
la inclusión de Luis Pavón en un espacio dedicado a personas
con una obra intelectual aceptada como capaz de marcar una
impronta y con la presencia y declaraciones de Jorge Serguera
en La Diferencia no me extrañó demasiado: que lance la primera
piedra el que alguna vez no se haya dejado conducir, como
Vicente, por donde dice la gente.
Lo que sí me sorprende y motiva a escribir estas líneas es que
el Secretariado de la UNEAC suscriba una Declaración donde
admite compartir "la justa indignación de un grupo" ante tres
programas de la TV y mencione en primer lugar a Diálogo
Abierto que, automáticamente, queda implicado en "expresar una
tendencia ajena a la política cultural que ha garantizado y
garantiza nuestra unidad"; en la valoración de la Presidencia
del ICRT de "que en su gestación y realización se habían
cometido graves errores" y en "las torpezas" que pueden ser
aprovechadas para dañar a la Revolución.
Yo me pregunto si se tomaron el trabajo de revisar el Diálogo
Abierto que tan "generosamente" califican. Antes de opinar --y
de publicar la opinión-- hay que investigar.
Como directora y fundadora de Diálogo Abierto afirmo que
durante seis años hemos salido al aire respetando a la cultura
cubana y a sus protagonistas. Alimenta nuestro día a día no el
Premio en su categoría recibido por el programa en el Primer
Festival Nacional de la TV Cubana con el tema "¿Dónde está la
novísima trova?", ni el Premio Especial concedido por la
crítica en el Segundo Festival (2006) por el espacio dedicado
a "La crítica cultural en los medios"; nuestro difícil bregar
por la compleja tarea de hacer televisión en Cuba respira
gracias a los televidentes que nos respetan y a las
personalidades que acuden por sus medios y afán de
colaboración a nuestro estudio para darnos el prestigio de su
presencia y su verbo. Allí han estado Premios Nacionales de
diferentes especialidades, expertos de sobrada categoría,
funcionarios de la cultura y los medios de difusión, figuras
consagradas e intelectuales y artistas que serán protagonistas
del futuro. Declaro que soy feliz por haber estado durante 27
minutos de mi vida junto a personas que con su existencia y su
obra garantizan cultura y unidad.
No he mencionado nombres para no incurrir en olvidos, pero
sugiero que los oficialmente encargados de "valorar" y
"declarar" y los que ejerzan su derecho a opinar pidan
criterios acerca de Diálogo Abierto a personas como Reynaldo
González y Miguel Barnet (ellos sí han sido invitados al
programa), quienes lograron convertir en obra de impronta
valedera el tiempo de pesar que les causó una etapa que se
simboliza ahora en Luis Pavón.
Sugiero que no mezclemos lo que --como el aceite y el
vinagre-- terminará donde le corresponda según las leyes
naturales y sociales.
Sugiero que no se afirme que la indignación es de "un grupo",
sino que se recuerde a Hemingway y a su punta de iceberg.
Sugiero que al ciclo de conferencias programado por el
singular y atinado Desiderio Navarro se una la voz de la
doctora Isabel Monal, quien junto a Fernando Martínez Heredia
(y a otros marxistas a prueba de mediocres, oportunistas y
superficiales) podrían recordarnos cuánto costó al llamado
"socialismo real" ignorar los conceptos de Antonio Gramsci; o
el tiempo que dedicó Lenin al debate cultural con el poeta
Mayakovski; o la realización artística en el París de las
Vanguardias y no en el Moscú de la Revolución de Octubre de
los talentos apartados por la ignorancia e irresponsabilidad
en cuanto a política cultural de los que sucedieron a Lenin en
la entonces asediada y admirada Unión Soviética.
Sugiero, sobre todo, que no se pretenda poner punto final a un
debate necesario.
De la discusión nace la luz: eso me enseñó mi madre, una
señora educada en un hogar asturiano entre los prejuicios de
la primera mitad del siglo XX, que fue maestra voluntaria,
fundadora de los CDR y la FMC y que decidió casarse con un
emigrante gallego, conocido en Morón por su militancia
sindical y comunista ya en los tiempos en que Machado asesinó
al líder obrero Enrique Varona.
Gracias a quienes me hayan leído hasta el final. Y a quienes
sigan opinando.
Nos vemos pronto.
---------------------------------------------------
De Desiderio Navarro
Estimada Loly:
Te adjunto la carta que, en respuesta a una que me envió
Zenaida Romeu, hice llegar también a los miembros del
Secretariado de la UNEAC y a otros amigos participantes del
(de los) debate(s) suscitados por las tres repentinas
reapariciones, en un corto período de tiempo, de esos tres
nefastos personajes de la política cultural cubana en los tres
programas, con la exclusión de toda mención a los años de
Pavón como Presidente del CNC en un programa sobre su
"impronta cultural".
Como verás, allí hablo de numerosas objeciones de mi parte
(que compartió Arturo Arango) a la redacción del documento.
Tuve la posibilidad de exponerlas de inmediato en otra reunión
con el Secretariado, y puedo decirte que entre ellas se
hallaron algunas de las que figuran también en tu Mensaje
Abierto al Secretariado de la UNEAC:
--no se trata de un "grupo" de intelectuales que protestan: su
carácter relativamente masivo y su falta de articulación por
lazos de amistad, generación, orientación estética, etc. no
permite que se hable de ellos como un "grupo", sino a lo sumo
como "un gran número de" intelectuales; yo agregué que no se
trataba sólo de algunos de "nuestros más importantes"
intelectuales, sino también de muchos otros igualmente o menos
importantes que de inmediato fueron sumando sus voces y
razones;
--que la falta de toda mención de la verdadera causa concreta
de la indignación intelectual, o sea, la repentina reaparición
de esos tres nefastos personajes de la política cultural
cubana, al cabo de 30 años, en tres programas televisivos tan
cercanos en el tiempo, haría que la gente, los millones de la
calle se preguntaran qué de tan malo había pasado en esos
programas: ¿un intento de otra boda en vivo?, ¿una indecencia
sexual?, ¿corrupción, soborno?, ¿un comentario o chiste
contrarrevolucionario? y así sucesivamente otras tantas
preguntas sobre posibles atentados contra la irreversible
política cultural de la Revolución, dejando así en la sombra
la figura de esos personajes y el significado político
concreto de lo ocurrido y colocando bajo un exclusivo
spotlight, sin distinciones, a los equipos de los tres
programas que, en conjunto o no, pudieron haber sido cómplices
con vínculos externos, o meros cumplidores de indicaciones
provenientes de niveles superiores (lo que la gente se inclina
a creer en tu caso), o torpes ignorantes con iniciativa e
ingenuidad (lo cual casi nadie cree en el caso de Impronta y
de La diferencia).
Lo que sí no pude dejar de decirle personalmente al Presidente
del ICRT es que no creo en el descontrol como explicación de
los tres incidentes, pues tengo más de una experiencia
personal para saberlo: como recordarás, cuando me invitaste
amablemente a participar en el programa Diálogo abierto en una
discusión sobre la cultura masiva --tema sobre el que tanto he
escrito y hablado--, se te puso como condición que yo no
participara en el programa en vivo, sino que mi intervención
fuera grabada tres días antes para que fuera revisada,
eventualmente aprobada por instancias de dirección y sólo
después yuxtapuesta mecánicamente al diálogo en vivo de los
otros tres participantes (Julio García Espinosa, entre ellos),
a lo cual, por supuesto, me negué, indignado. Control es lo
que se sobra en el ICRT para todo lo que no sea racismo,
homofobia, burla de los defectos físicos de las personas,
culto yanquifílico de Oscares, Grammys, MTV, etc. como
instancias supremas de valoración artística mundial; nostalgia
del kitsch prerrevolucionario, culto del abolengo y los
linajes artísticos, ideología New Age en sus diversas
manifestaciones, culto de los millones ganados en contratos,
taquillas o subastas, y de la fama mediática, como criterios
de éxito artístico; defensa militante de la banalidad desde el
relativismo y el consumismo neoliberales, y muchos etcéteras.
Pero, tal como en los 70 estar en el CNC no significaba
compartir su política cultural (yo mismo trabajé en él entre
cesantía y cesantía), sé que tampoco estar hoy en el ICRT es
aprobar toda esa política o, si se prefiere el eufemismo, ese
descontrol.
Recibe mis saludos cordiales y mis deseos de éxitos en tu
estancia gijonense.
---------------------------------------------
De Francis Sánchez e Ileana Álvarez
Secretariado de la UNEAC:
Ahora no sería honrado quedarnos callados. No nos sentimos
identificados con el espíritu y la letra de la Declaración que
han hecho pública, por su pobreza de miras. Lejos de aclarar,
confunde.
La UNEAC es tan responsable como cualquier otro nivel de
institucionalidad en la política cultural, su gestión dentro
del tramado de esa política es un puntal del que depende en
alto grado cómo sintamos sus miembros mayor o menor respaldo.
Se ha descuidado la representatividad de las diferencias,
necesidades y aportes de los intelectuales cubanos.
-------------------------------------
De Jorge Luis Sánchez
Un grupo se reúne adentro, discute y analiza. Otro grupo,
mayor, desde afuera, sigue, con más o menos información
cibernética, el resultado de lo que aquellos discutieron
adentro.
Como en las malas películas americanas de la Tanda del
Domingo, pareciera que con la declaración de la UNEAC ya está
todo resuelto. Es disimuladamente conclusiva. No me satisface.
No me siento representado en ella, a pesar de que no soy
miembro de esa organización.
Mientras, la TV, que toda llena de incoherencias censura Fresa
y Chocolate, entre otros filmes producidos por la Política
Cultural vigente, filme que sí le aportó, no ya a la cultura,
sino a la sociedad toda, haciéndonos menos medievales, nuestra
TV sigue con su particular Política Cultural, que en su
generalidad, no es más que la aplicación histórica de la no
Política Cultural. Recuérdese que lo que no sale en la
televisión de este país, sencillamente, no existe. No es.
Mientras, se sigue aplicando sobre la herida (el conflicto),
un esparadrapo (la Declaración), que carece de exigir una
eficiente solución, por lo que se convierte en un paliativo, o
algo así como una respuesta metodológicamente vieja,
ineficiente, e insatisfactoria. Pienso que la UNEAC debió
exigir. La TV responder. En este caso, la TV respondió por
boca de la UNEAC, para uno quedarse definitivamente frustrado,
y más confundido.
Entonces se repite la jodida práctica de publicar una
Declaración, que de cara al pueblo, está incompleta, destinada
a ser interpretada por videntes, pues omite cualquier cantidad
de datos y se disuelve en su generalidad.
En Centro Habana me han preguntado qué fue lo que pasó, y me
da fatiga resumir lo que ha estado sucediendo todos estos
días, todos estos años, todas estas décadas. Paradoja, pues
para la mayoría de los cubanos, a los que se les sigue
diseñando la existencia para vivirla pendiente del televisor,
no saben qué fue lo que pasó en los tres programas televisivos
citados por la Declaración.
La serenidad no debería relacionarse con la aplicación de
soluciones viejas a problemas viejos, y nuevos. Sintonicé
rápidamente que alguien dijera, públicamente, más o menos, que
de justificaciones ya está cansada la revolución.
Nunca una torpeza será solucionada con otra torpeza.
A menos que se quiera dar una señal de tranquilidad hacia el
exterior, menoscabando el interior. Otra vieja práctica.
Desde que nací los grandes y esenciales debates de la cultura
de mi país se siguen postergando, argumentándose una frase
conservadora, machacona y desgastada: Este no es el momento.
¿Y cuándo será?
La Declaración pudo haber sido una mejor señal. No basta que
escriban que la Política de la Revolución es Irreversible. ¿A
qué exigencias apelar cuando esté amenazada esa garantía? ¿A
qué figura histórica? ¿A dónde? ¿A una Declaración? ¿A una
autocrítica? ¿Ya? ...Bue, será porque las penas se agolpan
unas a otras, y dijo Sindo que por eso no matan.
¿Seremos eternamente hijos de los contextos? Ingenuo, me dijo
alguien, que entre los ochenta y principio de los noventa, dio
bastante dolores de cabeza a los artistas... Recordar el filme
Alicia en el pueblo de maravillas.
Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cultura/ar
ticulos/a-proposito-de-la-declaracion-de-la-uneac
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