martes, 6 de marzo de 2007

05 ene 07

 LO DIFERENTE DE ALFREDO

 Con no poca curiosidad he recibido por correo electrónico (y también he re-enviado) unos cuantos comentarios sobre el programa "La diferencia" que conduce Alfredo Rodríguez. Algunos de esos comentarios están cargados de ironías, chistes a veces bien logrados y de no poca sosa cáustica.

Me parece interesante que una vez mas el fenómeno (admitámoslo) Alfredo Rodríguez despierte pasiones de críticos y a la vez pasiones de gente sencilla, pero en honor a un mínimo de sentido de justicia me gustaría expresar algunas consideraciones personales ante esta ya larga y sazonada lista de ataques.

 Leo que una buena parte de los comentarios hacen hincapié en el diseño escenográfico a base de fondo oscuro y velas, muchas velas. ¿Saben acaso los críticos lo costoso y difícil que es lograr en nuestra amada televisión hacer una escenografía? ¿Saben que a los directores y diseñadores se les pide (casi de rodillas) que ahorren materiales? Aunque el diseño de luces no le guste a éstos críticos, ¿No es acaso un esfuerzo a reconocer la poca inversión de costosos recursos que se aprecia? Troncos cortados, un ciclorama negro, dos o tres plataformas,  el cristal de la mesa, dos butacas y muchas velas. ¡Señores...! pedir mas es avaricia. 

Se habla de que está todo muy oscuro y que si las luces, y que si las sombras... ¿Saben acaso nuestros críticos que NO HAY SUFICIENTES  EQUIPOS DE LUCES en los estudios de la TV cubana? ¿Saben que incluso hay programas que tienen que alquilar equipos para poder tener un mínimo de iluminacion? ¿De qué oscuridad están quejándose? ¿Por qué éstos críticos, antes de utilizar ése argumento como arma no consultan con cualquiera de los tantos y muy buenos directores de fotografía que tiene la televisión cubana para que esos mismos fotógrafos le narren la agonía que sufren cada vez que tienen que entrar a preparar un estudio y se enteran que se fundió otro foco sin repuesto?

 Hablan de las preguntas que Alfredo elabora, que si se auto alaba, que si son preguntas fuera de lugar, que si busca inclinar las respuestas hacia donde él quiere... ¿Han observado éstos críticos con detenimiento el Noticiero de Televisión? ¿Por qué no hacen -y firman- críticas públicas a los periodistas que a diario repiten frases trilladas y manipulan lo que es y lo que no es?

 Hablan que Alfredo asume pose de sacerdote o Mesías... ¿Seguro que no han visto el noticiero? ¿Que nombre tiene la actitud de "Todo-lo-sé-y-nunca-me-equivoco" de tantos y tantos comentaristas que nos hablan de su conocimiento profundo de los logros de la economía? ¿Qué opinión le merece a éstos críticos el intento de varios oportunistas con disfraz de periodismo de convencer de sobrecumplimientos globales (GLOBALES por GLOBO, no por otra cosa) mientras consiguen de contrabando las piezas para sus autos?

 Cuestionan éstos críticos acusadoramente con tono de Torquemada inquisidor: "¿Quien es el que otorga estos espacios?" y pregunto yo a ellos: ¿Cuestionó eso mismo públicamente -y con su firma- cuando la señora Isa Dobles osó entrevistar nada menos que a José Martí, o al Che o a Camilo?

 Me siento curioso de saber si alguno de esos críticos se ha preguntado el beneficio cultural de un programa donde el conductor -anticuado o no- se dirige con todo respeto a su entrevistado y entrega al televidente una clase magistral de buenos modales en cada programa. Me pregunto si alguno de esos críticos -incluyendo el que groseramente cataloga a Alfredo de imbécil- ha comentado los "modales" de nuestros también cubanos grupos de reguetón, o el cada vez mas "exquisito" lenguaje de nuestras telenovelas.

 Me pregunto si estos críticos que acusan a Alfredo de egocentrista han comentado -y firmado- publicamente comentarios a las últimas letras de nuestras agrupaciones bailables, de reguetón o de salsa, con sus cada vez más reiteradas "Yo soy mejor que tu" "Tu no puedes mas que yo" o "Mami, en tu cama soy el que soy" "Yo soy la que le gusta a la gente" "Yo soy el que cierra los lugares por capacidad" y otras maravillas de la modestia y la humildad artística.

 No han comentado éstos críticos qué hace en un programa segun ellos populista una de las mejores cantantes líricas de la escena actual como lo es Bárbara Yanez interpretando una canción, no sólo difícil de cantar, sino de alto vuelo poético. ¿No es esa una buena forma también de promover lo mejor del arte cubano? ¿Qué hace entonces en ése escenario la grandísima Omara Portuondo? Por mencionar sólo a dos de las voces invitadas.

 ¿Por qué esa arremetida contra Alfredo y sus códigos de comunicación? No digo que el programa "La diferencia" sea el mejor del mundo ni que haya que ofrecer el aplauso unánime siempre. El aplauso lo puede dar o negar cualquiera, pero en materia de espectáculo y de arte, el aplauso de la mayoría no se puede falsear y Alfredo lo tiene desde hace muchos años.

 Si miramos los programas de temática cultural y su repercusión en la población, deberíamos en gran medida agradecer que Alfredo nos permita escuchar el canto de los intérpretes que ha invitado y si miramos los programas con entrevistas que pululan

en nuestra televisión, deberíamos agradecer a Alfredo por -al menos- la corrección idiomática y el tono mesurado, aunque no nos guste siempre el entrevistado o la elaboración de las preguntas y respuestas.

 Es un hecho que Alfredo no es moneda de oro que a todos guste, pero éstos críticos deberían primero revisar sinceramente la actual programación de la televisión cubana y luego de autoflagelarse en penitencia por los silencios que de forma ciega o cómplice tantas veces han tenido, pedir cuentas -por ejemplo- por "El guardián de la piedra" antes de lanzarse contra Alfredo que efectivamente, hace una gran diferencia nos guste o no, cada vez que aparece en pantalla.

 No defiendo a ultranza éste tipo de programa. Defiendo y defenderé el derecho del que se ha ganado el trabajo de Alfredo Rodríguez en el corazón de "las amas de casa" que en definitiva son nuestras madres y compañeras, una buena parte de las mujeres que forman la mitad de nuestro país.

 No juzguemos a Alfredo por hacer preguntas como las que hace o por una escenografía que reta al ahorro. Hace lo que sabe hacer y lo hace lo mejor que puede. Eso es respeto y profesionalidad. No es el caso de otros muchos programas que ni siquiera éstos críticos se atreverían a acusar de la mitad de las cosas que le señalan a Alfredo y que ellos bien saben que a otros les sobra.

 Como dijera otro Alfredo a quien mucho respeto (y que no es de apellido Rodríguez):

"Puede que no me guste la poesía de Maiakovski, pero entre Maiakovski y sus críticos... me quedo con Maiakovski"

Si. Alfredo hace tremenda diferencia.

 Marcos García

el hijo de Teresa

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