martes, 6 de marzo de 2007

05 ene 07

Gracias Jorge Luis. 

Me encantaría saber quién es el autor. Si su texto es anónimo, de partida, sea quien sea, me hace dudar acerca de sus verdaderas intenciones.

 Respecto a Alfredito y sus programas hay mucha tela por donde cortar. En lo personal, no me gusta en lo absoluto como cantante; en cuanto a sus programas, pueden hallarse en ellos cosas buenas y otras que no lo son. Sin embargo, son diferentes, y no precisamente por todo lo que de negativo encuentra en ellos quien "tecleó por primera vez" para pronunciarse sobre el asunto con tono de grave problema de Estado.

 Las que el autor encuentra como preguntas cursis o engorrosas, tienen para mí el mérito de obligar a respuestas no inducidas que hay que pensar bien y a la velocidad de un relámpago. Es un estilo apenas usado en nuestros medios, por cierto. Me sobran cosas de ese programa y agradezco otras; por ejemplo, la necesaria atención que hay que prestar al curso del programa, el misterio bien tramado, la buena música (al margen de él), los personajes desenterrados, como papito Serguera; el mensaje de amor, de unidad, de aprecio por el ser humano y su interrelación desde el tono íntimo. Cosas, en fin, que los cerebrudos de la otra parte del pueblo, no hacen, no proponen o no luchan.

 Si no cantara, si pudiera evitar alguna que otra frase, sería mucho mejor para mí, pero la crítica del crítico anónimo no reconoce ningún valor, sangra por alguna herida (cuál será?), es implacable. Alfredito es auténtico: él es así. O para ser auténtico hay que meterse en ciertos moldes, ser de esta manera y no de otra? Estar en esta tendencia y no en aquella?

 Alfredito, con sus canciones arrastra multitudes entre las cuales ni he estado ni voy a estar. Y eso, para el autor, es un problema ideológico, de falta de educación artística, un defecto mayor. A mí me parece algo digno de estudio.

 Canciones al margen, Alfredito es un fenómeno comunicacional. Necesitaría, eso sí, alguien que lo ayudara a despojarse de cierto lastre que a algunos o a muchos nos molesta.

 Carlos Otero, por ejemplo, que es nuestro conductor-animador por excelencia, dentro de su imprevisbilidad, es absolutamente previsible, de él puede esperarse siempre el buen chiste in situ ; y también, a veces, el desliz desafortunado, como su insistencia en poner a hablar a Pupi de la muerte del hijo.

 El resto de los conductores-animadores se mueve en el mismo formato desde la misma cuerda: la contenida Rosalía; la aniñada Rakelita; el intelectuoso Almiral; la grácil Isabelita... No digo que no sean inteligentes; digo que hacen su trabajo con mayor o menor profesionalidad sin mayores riesgos.

 En fin, en qué quedamos, apostamos por la diversidad o no? Nadie nos obliga a ver lo que no queremos ver por la tele. Su programa no es peor que otros, diría que por el contrario posee valores que no tienen otros, hechos por cierto por la ruta de la convencionalidad.

Por favor, la televisión tiene leyes, códigos, y bien pensado el margen para la innovación y la experimentación en este tipo de programas (de entrevista y música) es muy muy estrecho. 

Estas son unas líneas  apresuradas. El tema merece atención, confrontación. Yo preferiría ponderar los aciertos y desaciertos de La diferencia, que es lo sensato.

 Alfredito me provoca muchas preguntas y unos enormes deseos de conocerlo, de hablar con él, y de decirle muy sinceramente lo que pienso que le sobra, lo que me parece que le falta, porque advierto en él madera en materia de comunicación y un

afán de hacer algo diferente, que no logro apreciar en la mayor parte de los programas y sus conductores.

 La verdad es que los demás me pueden producir más o menos respeto, pero ninguno me incita a acercarme, a decirle, a sugerirle, pues aquellos están metidos ya en su molde. Esa es su autenticidad, esa es su profesionalidad. Este, en cambio, tiene para mí una cualidad innata de comunicador, de buscador e incluso de flexibilidad.  En otras palabras, se arriesga. Y no puedo pensar que todo ese andamiaje obedezca a la sugerida necesidad de autobombo.

 Me gustaría saber qué piensas tú? Qué piensan todas esas personas inteligentes a quien les ha llegado la crítica del autor anónimo. Pero parece que me voy a quedar con las ganas, al menos del resto, porque espero que me digas tu opinión cuando nos veamos. Sé que tienes cosas más importantes que hacer ahora, y me alegro mucho de que así sea porque es consecuencia de lo mismo: El Benny.

 Nos vemos.

 Un abrazo,

Lourdes Pasalodos

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